La ciencia en nuestros dias
Aun cuando la ciencia sea minuciosa y rigurosa, es preciso admitir que una imagen mundial puramente científica sería incompleta, parcialmente real. Si se considera adecuado mirar el mundo con una imagen puramente científica, se tendrá que atenuar a las consecuencias que dicha opción traerá a futuro.
No basta ser un erudito o un estudioso cientificista para darse cuenta de que este mundo gira al revéz por causa de una visión puramente científica. Si realizamos un viaje en el tiempo y lo empezamos a recorrer de manera detallada y cronológica desde sus inicios hasta nuestra época actual, nos encontramos de que la ciencia, mas bien que beneficiosa ha perjudicado de manera significativa las conductas humanas. Es así como nos encontramos con miles de científicos que han sido galardonados con la mayor cantidad de premios posibles por el solo hecho de haber extinguido una especie, o más cruel aún, haber extinguido una sociedad de seres humanos. Un claro ejemplo de lo mencionado es Otto Hahn, científico que descubrió la fisión de la partícula de uranio, con esto posibilitó la creación de armas y bombas nucleares. Otto Hahn fue galardonado con el Premio Nobel de Química en 1944 por el trabajo realizado.
La ciencia o más bien los científicos, tratan de dar una buena impresión hacia la sociedad señalando frases como: “... gracias a la ciencia podemos controlar enfermedades que antiguamente eran mortales, como el cáncer a la piel...” ¡por favor!, con eso sólo están tapando el vacío que crearon, ya que gran parte de las enfermedades se han producido por el mal uso de compuestos químicos por causa de la simple curiosidad de un “científico” que quiere descubrir algo, solo real a los ojos de él, a costa del sufrimiento de la humanidad. Un claro ejemplo es el cáncer a la piel, recientemente señalado, que curiosamente fue creado “accidentalmente” por un grupo de científicos, y ahora, estos mismos tratan de darle una solución a lo hecho, ya que al parecer se han dado cuenta, a lo largo del tiempo, de que lo que hicieron fue perjudicial e irreversible.
La ciencia y la ética parecen ser cosas completamente distintas, son como el agua y el aceite. A menudo se nos trata de mostrar una ciencia con ética, pero no es más que un disfraz mal preparado ya que la ciencia, a la hora de actuar, no le interesa nada más que velar por los propios intereses individualistas de un grupo de científicos. Es así como la ética es utilizada por la ciencia con un simple afán de someter y tranquilizar a la población.
Algunos señalan que la ciencia es moldeable, o sea, de que la ciencia puede ser utilizada de manera beneficiosa en la humanidad, algo quimérico, ya que cada vez que uno se va interiorizando en un tema científico este va ejerciendo una especie de hipnotismo. Para ejemplificar lo planteado se propone el siguiente caso: un naturista empieza leyendo libros sobre física y química (solo por curiosidad), luego se motiva por un tema en especial, esa incertidumbre empieza a sufrir una especie de metamorfosis paulatina, que lo induce a realizar una fastuosa especialización sobre lo planteado. Luego, como si una fuerza involuntaria lo poseyera, el naturista se olvida de lo que fue, de sus ideales y prácticas, y lleva a cabo lo aprendido, sin importar lo que causaría hacia el resto de la humanidad, la dubitación se transforma en una enfermiza obsesión.
La ciencia actúa de manera viciosa, se mete en la esencia del ser humano, promoviendo en él una serie de acciones inesperadas. Es así como un científico destacado es capaz de desvelarse con tal de descubrir una nueva partícula de la tabla periódica, en vez de velar por el bienestar de su familia y de su vida.
La ciencia ha llegado para convivir con nosotros, para algunos, de manera protagónica y, para otros, de manera antagónica. Esperemos que el paso de los años no influya en su acuciosidad, ya que el tiempo demuestra que la ciencia es como el hombre, cada año crece un poco más, pero a diferencia del ser humano, ésta no tiene un ciclo, su perpetuosidad es irreconocible e inesperada. Un ejemplo son las armas nucleares, indestructibles e inconmensurables, creadas para un exterminio masivo, un exterminio que ni siquiera es capaz de afectar a estas mismas.
La ciencia no puede colmar la vida del hombre, ya que no imparte valores, ni habla de metas, sentidos y fines. La ciencia nada tiene que decir sobre las angustias humanas ya que margina las cuestiones del sentido y sin sentido de la existencia humana, en fin no ayuda al ser humano a desarrollar una vida auténtica. ¿Cree usted que el descubrimiento de una
nueva partícula fomentara al desarrollo de nuestra existencia?, ¿ Uno mas uno explica los sentimientos del hombre?.
Para los que querían ciencia ahí la tienen, en su plena majestuosidad, ni siquiera Lavoisier
(Padre de la química), Decartes (Promulgador del pensamiento racional) y Bacon (Promulgador del empirismo) asemejaban su poder. Ni siquiera los primeros científicos y astrónomos, como Galileo, Copérnico, Keppler, Brahe y Newton podían contemplar el poderío que se avecinaba y que llegaría unos siglos después a instaurarse y consolidarse en nuestra sociedad.
Ni siquiera los fieles y seguidores actuales de ésta contemplan su majestuoso exterminio, sólo saben su fecha de nacimiento, pero nadie, ni siquiera Dios, sabe la fecha de fallecimiento.
No basta ser un erudito o un estudioso cientificista para darse cuenta de que este mundo gira al revéz por causa de una visión puramente científica. Si realizamos un viaje en el tiempo y lo empezamos a recorrer de manera detallada y cronológica desde sus inicios hasta nuestra época actual, nos encontramos de que la ciencia, mas bien que beneficiosa ha perjudicado de manera significativa las conductas humanas. Es así como nos encontramos con miles de científicos que han sido galardonados con la mayor cantidad de premios posibles por el solo hecho de haber extinguido una especie, o más cruel aún, haber extinguido una sociedad de seres humanos. Un claro ejemplo de lo mencionado es Otto Hahn, científico que descubrió la fisión de la partícula de uranio, con esto posibilitó la creación de armas y bombas nucleares. Otto Hahn fue galardonado con el Premio Nobel de Química en 1944 por el trabajo realizado.
La ciencia o más bien los científicos, tratan de dar una buena impresión hacia la sociedad señalando frases como: “... gracias a la ciencia podemos controlar enfermedades que antiguamente eran mortales, como el cáncer a la piel...” ¡por favor!, con eso sólo están tapando el vacío que crearon, ya que gran parte de las enfermedades se han producido por el mal uso de compuestos químicos por causa de la simple curiosidad de un “científico” que quiere descubrir algo, solo real a los ojos de él, a costa del sufrimiento de la humanidad. Un claro ejemplo es el cáncer a la piel, recientemente señalado, que curiosamente fue creado “accidentalmente” por un grupo de científicos, y ahora, estos mismos tratan de darle una solución a lo hecho, ya que al parecer se han dado cuenta, a lo largo del tiempo, de que lo que hicieron fue perjudicial e irreversible.
La ciencia y la ética parecen ser cosas completamente distintas, son como el agua y el aceite. A menudo se nos trata de mostrar una ciencia con ética, pero no es más que un disfraz mal preparado ya que la ciencia, a la hora de actuar, no le interesa nada más que velar por los propios intereses individualistas de un grupo de científicos. Es así como la ética es utilizada por la ciencia con un simple afán de someter y tranquilizar a la población.
Algunos señalan que la ciencia es moldeable, o sea, de que la ciencia puede ser utilizada de manera beneficiosa en la humanidad, algo quimérico, ya que cada vez que uno se va interiorizando en un tema científico este va ejerciendo una especie de hipnotismo. Para ejemplificar lo planteado se propone el siguiente caso: un naturista empieza leyendo libros sobre física y química (solo por curiosidad), luego se motiva por un tema en especial, esa incertidumbre empieza a sufrir una especie de metamorfosis paulatina, que lo induce a realizar una fastuosa especialización sobre lo planteado. Luego, como si una fuerza involuntaria lo poseyera, el naturista se olvida de lo que fue, de sus ideales y prácticas, y lleva a cabo lo aprendido, sin importar lo que causaría hacia el resto de la humanidad, la dubitación se transforma en una enfermiza obsesión.
La ciencia actúa de manera viciosa, se mete en la esencia del ser humano, promoviendo en él una serie de acciones inesperadas. Es así como un científico destacado es capaz de desvelarse con tal de descubrir una nueva partícula de la tabla periódica, en vez de velar por el bienestar de su familia y de su vida.
La ciencia ha llegado para convivir con nosotros, para algunos, de manera protagónica y, para otros, de manera antagónica. Esperemos que el paso de los años no influya en su acuciosidad, ya que el tiempo demuestra que la ciencia es como el hombre, cada año crece un poco más, pero a diferencia del ser humano, ésta no tiene un ciclo, su perpetuosidad es irreconocible e inesperada. Un ejemplo son las armas nucleares, indestructibles e inconmensurables, creadas para un exterminio masivo, un exterminio que ni siquiera es capaz de afectar a estas mismas.
La ciencia no puede colmar la vida del hombre, ya que no imparte valores, ni habla de metas, sentidos y fines. La ciencia nada tiene que decir sobre las angustias humanas ya que margina las cuestiones del sentido y sin sentido de la existencia humana, en fin no ayuda al ser humano a desarrollar una vida auténtica. ¿Cree usted que el descubrimiento de una
nueva partícula fomentara al desarrollo de nuestra existencia?, ¿ Uno mas uno explica los sentimientos del hombre?.
Para los que querían ciencia ahí la tienen, en su plena majestuosidad, ni siquiera Lavoisier
(Padre de la química), Decartes (Promulgador del pensamiento racional) y Bacon (Promulgador del empirismo) asemejaban su poder. Ni siquiera los primeros científicos y astrónomos, como Galileo, Copérnico, Keppler, Brahe y Newton podían contemplar el poderío que se avecinaba y que llegaría unos siglos después a instaurarse y consolidarse en nuestra sociedad.
Ni siquiera los fieles y seguidores actuales de ésta contemplan su majestuoso exterminio, sólo saben su fecha de nacimiento, pero nadie, ni siquiera Dios, sabe la fecha de fallecimiento.
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